“Si no eres tú, ¿quién? Si no es aquí, ¿dónde? Si no es ahora, ¿cuándo?"

jueves, 21 de octubre de 2010

SALIDAS (Tercera parte)

Apréndete los libros sagrados y no preguntes a nadie; no pienses mientras lo estás haciendo.




Fuegos desproporcionados suministrados por las autoridades competentes. Errores subestimados.



Paseos por pasillos de ida y vuelta sin sentido; simplemente esperando que se pase el tiempo y que llegue el turno de cada uno. Uno por uno hemos ido todos cogiendo un número; estamos dentro de la administración, con peligro, aquí dentro siempre con peligro; pero es mejor no pensar en ello; lo sabes; lo tienes presente; pero es mejor no pensar en ello continuamente.

Discos duros con memoria instalada para no olvidar jamás. Programación de recordatorio y reconocimiento de sujetos inadaptados. No hay lugar para el descanso. No hay lugar para el ocio desprevenido. Las luces se apagan cuando dejas de pasar continuamente. Accionamiento mecánico por medio de células fotovoltaicas y sensores de movimiento pormenorizado. Tecnología anticuada pero efectiva.

Un orangután con rostro de gorila hace temblar la estructura de la oficina y es atendido inmediatamente. Comienzan los problemas porque los que esperan también quieren el mismo trato. Pero tienen que considerar que ninguno de ellos es un orangután con cara de gorila; y mucho menos ninguno de ellos es capaz de hacer temblar la oficina en la que desgraciadamente trabajo.

Intento hacer que parezca que trabajo. No demasiado, porque entonces tus compañeros se piensan que estás trabajando más de la cuenta, que les vas a poner en ridículo, y entonces empiezan los problemas a la hora del almuerzo, o simplemente a la salida. El secreto es guardar siempre el equilibrio. Nunca destacar del todo en ninguno de los lados.



Engranajes que encajan de forma perfecta y que hace miles de años seguían los movimientos del Sol, y de los planetas y de sus satélites; y la Luna. Oculto en la superficie del océano. A salvo de tormentas de gusano y otras peculiaridades climatológicas del fondo del mar. El cielo seguía sin poder llegar. Si miras al horizonte, al fondo del todo, parece que se tocan. Pero el fondo es otra historia. Expertos observadores lo han intentado todo, pero nada ha sido posible. Mucho dinero gastado que sale de los contribuyentes. Mucho dinero gastado para nada. Díganle al contable que haga algo… Que oculte, que enmascare, que nos salve el culo. Díganle al contable que todos siempre hemos contado con él, si bien es cierto que nunca le invitamos a nada porque hasta hace bien poco no sabía que teníamos contable en la oficina.

Oposición a estafador del estado.

Terremotos venidos del subsuelo destapan las verdades, pero pronto se apuran para dejarlo todo como era antes.

Sorprendidos espectadores mirando al vacío. Fuerzas exteriores que se pelean entre sí sin causar daño aparente. Desfiles con el ritmo perdido que circulan cada uno en su dirección. Partidas sin jugar. Vasos sin acabar. Sorpresas gubernamentales que incluyen a despiadados sindicalistas y artistas infiltrados; también algún que otro espía todavía sin identificar. Volvieron todos a la vez y el barrio volvió a temblar. Los impresos firmados y sellados en el lugar democráticamente indicado. El tiempo perdido y el dinero recaudado. El asco que les había dado entrar por esos portales sin ventilar había merecido la pena. Al llegar serían bien recibidos con seguridad.

Papeleras repletas en oficinas atestadas, ordenadas por el caos institucional. Bandejas repletas con documentación lista para salir, y otras para lo que ya ha entrado. Tareas que se escaquean y se dejan para el siguiente; que seguro llegará. Soluciones perdidas entre papeles ordenados por el caos. Nada de lo que intentes te valdrá mañana. Es mejor no intentar nada.



El Sindicato Unificado de la Nación ha decidido que la forma más rápida y mejor de conseguir la igualdad de todos los ciudadanos es hacerlos igual de pobres, quitándoles todo lo que tienen. Hay discrepancias incluso dentro del Sindicato Unificado, y también entre el resto de sindicatos y organizaciones gubernamentales.



Contra el sistema no se puede luchar por la fuerza; ellos siempre serán más y estarán mejor preparados; y más acostumbrados. Contra el sistema: inteligencia. La suma de las mentes vence cualquier cosa. Contra el sistema: acción; ya no vale con pensar, con debatir, o con escribir artículos para luego poder dormir tranquilos en nuestra cómoda y abrigada cama.



¡No dispares todavía! ¡No dispares! Por favor.

La información, aún siendo verídica, saturada, se convierte en la mayor de las mentiras.

Unos te dicen la verdad, otros la contraria; otros se ocupan de llenar los pasos intermedios con basura.

El espacio más cerrado es abierto por ellos sin el menor esfuerzo; llegan, investigan, y se van por otro lado.



No esperes de ellos la menor complacencia. Todos son iguales aunque te lleven al engaño. No todos ostentan el mismo poder; pero todos lo usan de la única forma que hay. Engañan sin compromiso. Si no les interesas te lanzan a un agujero y el mundo se olvida de ti. No tienen idea porque no tienen sentimientos.





Tarjetas impresas en idiomas desconocidos. Ni siquiera forman parte del centenar de lenguas co-oficiales.



Lo más recomendable es destinar todas las fuerzas del complejo de guerra. Pero no todas las facciones piensan lo mismo. Por mí como si se matan entre ellas para decidirlo.



Lo están reconsiderando…



Lo importante es que la columna vertebral siga en su lugar. Hay otras cosas importantes, pero por ahora lo vamos a dejar.



Sorteando huellas dactilares petrificadas de seres que estuvieron por aquí mucho antes que nosotros… sorteando piedras entre el camino.



Sensores activados; espacios fundidos; especias traídas desde el otro lado del mundo. Pergaminos enrollados, rescatados de ruinas que ya estarán derruidas. Cartografía variada de un mundo incomprendido.



Han bajado al camarote todos juntos, pero ya era demasiado tarde.



Concursos y sorteos sin sentido. No hay quien dice lo mismo. Tampoco lo cuentan.



Soñadores sin permiso perseguidos entre sueños. Todo está acotado; no hay lugar para el engaño.



Un diluvio no aplazará lo inevitable. A pesar de eso, empieza a llover como no habíamos visto antes.



Todo está apalabrado. Y en momentos como este uno no se puede echar atrás; en realidad no merece la pena. Después de lo que sabemos no podemos quedarnos sentados en el sofá esperando que pase todo. Ni siquiera nosotros sabemos de qué se trata. Sólo sabemos que es inminente.



Las rotas y abandonadas tierras que separaban los valles están ahora inundadas por la subida del nivel de agua residual de la ciudad. Los que vivían por ahí seguirán flotando siguiendo la corriente.



Despedidos los técnicos superiores, la única esperanza es readmitir a los anteriores. O volver a contratar a los que acabamos de despedir si vemos que van mal las cosas. La tasa de paro de técnicos no existe; me refiero a la de los superiores; tardarán en encontrar algo que les sirva; tal y como están las cosas es posible que no lo vuelvan a encontrar. Pero ellos no tienen la información que disponemos nosotros. Ellos saben una verdad a medias que es mucho peor que no saber nada. El tiempo se acerca; muchos no sentirán nada; no se enterarán.



Complejos héroes empujados por la multitud. Esperanzas puestas, quitadas y repuestas. Impugnadas. Rechazadas en el momento de abrir el paquete. Rehusadas. No se encontró al destinatario. Chapuzas de Correos Estatales. Lo que llegue no importa. Su reputación es intachable. Corramos en su ayuda. Perdonen por lo empujones pero eran estrictamente necesarios.



Rompan las vidrieras o los cristales, o lo que tengan delante más cerca. Hagan lo imposible para salir a la calle. Dejen que los lagartos vuelvan a sus agujeros; ellos no tienen culpa de nada. Exterminad a los erizos-comelombrices porque nos condenan al hambre eterna y porque la gente les coge cariño en seguida. Buscadores de retazos se sientan rendidos. El controlador se ha despistado y los sospechosos han huido. No hay nada ya que se pueda hacer por ellos.



Archivos encajonados en rincones inaccesibles. Sabiduría dispersa que ya no significa nada. Serpientes que se acercan para luego atacarse entre ellas; visiones de todos los tiempos pasados.



Sueños ácidos que se deslizan por las cloacas de los pensamientos de los otros. Solitarios mandatarios esperando un final feliz. Sólidos son los puentes que nos separan. Fortalecidos por odios incondicionales e irreconciliables. El espanto es ya cosa del pasado, pero lo ocurrido impregna todo y es difícil separarse, yo lo entiendo. Lo que toca ahora es todavía mucho peor. Es el tiempo de los niños. Son ahora a ellos a los que les toca un sufrimiento direccionado. Antes, sólo habían formado parte de los daños colaterales. Desde arriba se han mandado los unos a los otros quitarse la última careta y ahora van a por todas. Ahora empieza el peligro, y han decidido unilateralmente empezar por los chiquillos. Esas han sido sus palabras traducidas a los mil idiomas oficiales.





Antes sí podía decir que todo era relativo; pero antes era antes y no tiene nada que ver con lo que es ahora; igual debería haber dicho lo que soy, pero me gustaba cómo quedaba y lo he dejado.

A los que hablan sin saber: que sepan que sus propias palabras se volverán contra ello, algún día.

No hay nada a lo que añadir nada. Mentes perturbadas que sin saberlo, buscan corrientes eléctricas, conexiones intrincadas, girando-revolcándose-transmitiendo.

Cosas que nunca ocurrieron, páginas dispersas de memoria sin atención al arrojo. Cayendo en un agujero en el que no quisimos entrar, pero en el estamos. Tendido eléctrico recorriendo kilómetros y kilómetros de cable suspendido. El viento y nada más.

Extraños reflejos que mirados de cerca sólo son simples destellos. Restos sin reposo. Ecos rebotando. Todo el dolor y todo el vacío. Destapado, esperando, permanece: un triste ritmo.

Una mariposa cae ahogada en un tintero.

Luna que anuncia muerte; sol que destella tristeza.

Sin esclavos, el poder no tiene poder.

Montañas erguidas en solemnes y elegantes estructuras.

Una mujer llora porque su hijo es un número; entre los desaparecidos.

Unos barcos acorralan a un grupo de delfines y cuando el cerco no se puede estrechar más, empiezan a golpearlos hasta matarlos, y luego subir todos los cuerpos a bordo para alejarse dejando el mar empapado en rojo sangre.

Alguien rompe un corazón con un susurro.

La Asociación de Naciones busca culpables; el tiempo no ha hecho que cambien nada las cosas.

Dos personas se buscan sin encontrarse.

Son ladrones de vidas ajenas (porque la de uno mismo resulta demasiado fácil).

Después del tiempo nadie sabe lo que existe.

Una ventana mal cerrada; una corriente que entra para luego salir.

El sueño interno se convierte en pesadilla y luego en realidad; no hay tiempo para la marcha-atrás. De las flores marchitas surgen frutos maduros que nadie comerá; todo se perderá.

El tiempo describe círculos y todas las previsiones acaban resultando erróneas; en un lugar alejado, todo termina mal.

Los insomnes deambulan apagando y encendiendo las luces de sus casas.

Un grito desgarra; las mentes huyen, todo escapa. Nada permanecerá de la misma manera después de todo esto.

Llueve. Algunos piensan que demasiado; para otros nunca es suficiente.

Hay quien cierra los ojos para no ver. También hay quien no ve, por pensar que ya los tenía abiertos.

Hace tiempo que dejé de inventarme paraísos que no me servían de nada.

Destellos con alguna forma; cuadrados superpuestos formando otro cuadrado.

Un tiempo que no transcurre.

El tiempo cura y enferma.

Los no nacidos.

Una ciudad levantada con edificios derruidos. Un amanecer sorprendido todavía despierto.

Extrañas formas que se deslizan. Sonidos que se arrastran. Sensaciones que se esparcen por todas partes.

Que el espanto no sea motivo. Que los ríos de sangre sean eso, sólo ríos.

La espera reúne al tiempo; y el tiempo esperado nunca podrá volver; ya pasó.

Hay demasiada gente vacía rondando por ahí. No existe vacío que pueda ser recorrido.

Sorpresas frágiles de un lugar distinto, en un espacio lejano. Sombras alargadas que se siguen estirando. Lo que parece ser, no es.

Una caja que se abre, queda abierta para siempre.

Los que faltan a la verdad replican; alzan voces que no tienen y escupen allí donde alcanzan, nunca demasiado lejos.

Diferenciadas por la forma se retuercen las dimensiones trenzándose unas con otras.

Ya nadie reconoce a nadie. El tiempo perdido ha perdonado al presente y ahora nos mira; a todos.

Más allá de nuestras estúpidas formas, esto sigue funcionando.

No por entonces pero sí desde ahora.

Sueña el sonido que retumba en el vacío.

En el museo de animales rotos.

El lado oscuro de la Tierra.

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