Seguimos huellas dactilares de los vasos que se van quedando en la barra del bar antes de cerrar. No somos detectives, mucho menos policías. Simplemente estamos borrachos y no nos queremos ir. La música, hace tiempo que se fue lejos y ahora nos quitaban la luz, y después nos acompañaban hasta la puerta que estaba bien abierta para que pudiéramos salir sin problemas, vista nuestra dificultad con la línea recta. Fue un movimiento muy inteligente, porque no sé si sin su ayuda lo hubiéramos conseguido a la primera.
Al salir a la calle, silencio, pero un silencio diferente al que había antes de meternos en el bar. Pero como siempre, pensé, será la cerveza. Probablemente así fue, porque ninguno comentó nada al respecto. Bastante teníamos con ir recordando por dónde se llegaba a nuestra casa y cuál era la forma más rápida de llegar a la cama con la cabeza bien levantada.
Tomamos entre todos una decisión fácil y acabamos en la casa más cercana. Los problemas siempre llegan a la mañana siguiente.
Mola.
ResponderEliminarQué pasa a la mañana siguiente?