“Si no eres tú, ¿quién? Si no es aquí, ¿dónde? Si no es ahora, ¿cuándo?"

martes, 15 de diciembre de 2009

LA PRIMERA CIVILIZACIÓN Christopher Knight y Alan Butler


Escepticismo no es negación ni mucho menos incredulidad,en absoluto.Es la desconfianza que requiere datos y pruebas para acomodar las dudas en la razón con respuestas que no desafíen la navaja de Ockham y, aún siendo revolucionarias,no cercenen en demasía los cimientos del sentido común,sólo lo suficiente para asentarlos sin llegar a desmoronar el conjunto.Con que encajen alguna que otra pieza del rompecabezas ya es suficiente mérito para su consideración en una mente permeable.Prehistoria es un término tan aberrante como el "pretiempo" que me niego a emplear,no hay pretérito en la historia cuando toda en su conjunto lo es.Admito que la invención de la escritura establece un gran muro más allá del cual no se distinguen más que siluetas desenfocadas y los mitos y leyendas sustituyen los esclarecedores registros cuneiformes.Suponer que antes de Sumer los humanos eramos unos salvajes estúpidos es de una egolatría comparable a los exploradores decimonónicos blancos,cristianos y varones (Charles Darwin incluído) que consideraban aquellos "especímenes" como razas inferiores,poco más que animales.Nos han enseñado que "la civilización" data de cinco mil años atrás,cuando los desperdigados nómadas decidieron mancomunarse en ciudades como Ur,Uruk o Lagash en la fértil Mesopotámia,sin embargo nuestra capacidad craneal había permanecido inalterable durante los 100.000 años anteriores,en algún momento de este perído habríamos decidido defecar en distinto lugar de donde comíamos y enterrábamos a nuestros muertos.Cualquiera de esos individuos a quien le prestaras un traje pasaría completamente desapercibido en la Castellana tras una buena cena mientras no mediara conversación.Sentían la curiosidad propia de nuestra especie y disponían de todo el tiempo que les permitían los escarceos con sus depredadores para satisfacerla,observaban el cielo escrudiñando sus pautas y en cada generación extraían nuevas conclusiones,exactamente como hoy...igual de ignorantes. Alexander Thom debió discurrir del mismo modo y no era un palurdo,estudió en Glasgow y ejerció de profesor de ingeniería en Oxford, fué pionero y precursor de la arqueoastronomía a la que dedicó cincuenta años de su vida, especialmente a las construcciones megalíticas de su Gran Bretaña natal. Percibió que aquellas piedras no se colocaron aleatoriamente, observando patrones imposibles sin alguna regla o norma predeterminada. Al patrón de medida lo llamó "yarda megalítica".Con tal conclusión se granjeó el menosprecio de la arqueología académica que como una maldición le acompañó hasta su muerte en 1985.Thom no escribió este libro,pero es su tributo.Knight y Butler retomaron sus indagaciones llevando a cabo un sorprendente trabajo de "ingeniería inversa" para desentrañar los secretos de un sistema de medidas que fue base del actual sistema métrico británico,sorprendente en sus conclusiones:un sistema geodésico derivado directamente de la circunferencia polar terrestre...nada que envidiar a nuestro sistema métrico decimal.Los autores suscitan un paralelismo evidente con otras civilizaciones contemporáneas,el pie minoico,el codo egipcio o el kush babilónico,todas ellas basadas en el mismo patrón de referencia:la órbita aparente de Venus (astro sagrado para todas esas civilizaciones) medida con un método simple y con instrumentaciones vetustas como son un marco y un péndulo (otro "instrumento sagrado") y observaciones astronómicas elementales,método que permitía reproducir exactamente el mismo patrón estándar en cualquier latitud o longitud.Esa unidad lineal,desarrollada,provoca un aluvión de medidas de superficie,peso y volumen con pautas lógicas y simples pero no menos asombrosas para el tiempo del que hablamos, descubriéndonos sospechosas simetrías con la circunferencia sumeria considerada con 366 grados para comprobar hasta que grado de conciencia heliocéntrica tenían tales "ingenieros" y cuán precisos eran sus datos orbitales para concebir el disco de Festo (por poner un ejemplo) atribuyéndose una correlación entre año sidéreo y tropical que ya quisiera para sí nuestro sistema de bisiestos, al que hace sonrojar.Un libro para dejarte perplejo si lo lees sin perjuicios, comprobando sus profusos cálculos acompañado de una simple calculadora y con la ayuda inestimable de Google para corroborar sus resultados.Ciertamente se hace pesado con la reiteración de determinados pasajes,resúmenes y recapitulaciones,supongo que con afán de magnificar sus argumentos.Podían haber dicho los mismo con la mitad de páginas. En definitiva (y ésta es una conclusión mía) cuando lo has terminado los mitos sobre los atlantes (Gran Bretaña es una isla más allá de las columnas de Hércules) que Solón contó a Platón y los nefilim bíblicos (grandes o robustos tergiversadamente traducido por gigantes) han caído de sus pedestales humanizándose inexorablemente.

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